martes, 11 de abril de 2017

El Dios que queria ser hombre

El Dios que quería ser hombre. Por: J.A. Aguilar Ramírez. El Bartender me movió un poco el hombro para ver si aún respiraba, estaba hundido en mi propio vomito. Me arranco el vaso que llevaba enganchado en mi mano, y echo ahí mi cigarrillo que aun tenia encendido entre los dedos. Aquella fastidiosa música pueblerina idolatrando a personajes falsos, hablando de dinero, lujos y prostitutas, retumbaba en las paredes de este abismo. Me daba más asco estar entre toda esta multitud de gente ignorante, sin aspiración a nada, que estar hundido en mis propios fluidos ácidos. << ¡Señor, le pido del modo más amable que se largue de aquí! >> Me dijo el Bartender. Pude levantar un poco la cabeza para mirar que limpiaba una jarra de cerveza para servir ahí la refrescante bebida. Unas lindas señoritas se sentaron alado mío y pusieron cara de asco al verme hundido en toda esa porquería que salía de mi boca. <> Balbuceé aquellas palabras aun con líquidos en mi boca. Aquellas lindas muchachas se rieron al ver que aún me quedaban fuerzas para exigir lo que era mío. El tipo que estaba atrás de la barra les sirvió sus jarras de cerveza helada a las dos muchachas y estas se fueron, entonces aquel mal humorado empleado aprovecho mi soledad para levantarme la cabeza de entre el charco de porquería, me jalo violentamente de mi cabellera y puso sus ojos enfrente de los míos. << ¿Cómo es que alguien en tu estado aún tiene fuerzas para exigir una bebida más?>> pregunto y yo le replique. <> El sujeto de nuevo dejo caer mi cabeza contra el apestoso charco. Me levante de la silla de madera y comencé a caminar hacia el baño, ya había bebido algunos vasos de cerveza y mis necesidades fisiológicas gritaban en mi cabeza para que les prestara atención. Olvide al Bartender y sus intentos de correrme de aquel horrendo lugar. Al llegar al sanitario, pude ver que estaba repleto de sujetos en peor estado que yo. No me intereso como la mayoría de las cosas, fui al mingitorio y ahí hice lo que tenía que hacer. Un tipo me sujeto de la pierna y como si fuera un soldado herido me miro a la cara y pidió que lo sacara de ahí, no me intereso, a mí me interesaban otras cosas, me gustaba debatir sobre libros: que libro es mejor ¿la divina comedia o el quijote de la mancha? Qué película es mejor de Kubrick ¿la naranja mecánica o la odisea en el espacio? Quien había aportado la más exquisita música ¿Mozart o Chopin? Me encantaba el arte, me gustaba todo aquel universo ¿pero cómo podía platicar de estos temas en una caverna llena de gente ignorante, sin sueños, hipócritas, estúpidos? Me interesaba más Mozart que había muerto ya hace más de un siglo, que sacar a aquel sujeto que me pedía ayuda sacudiéndome una pierna. Me quite de encima sus apestosos dedos, lo mire con asco, así como lo habían hecho aquellas dos chicas conmigo y regrese a la barra del bar. EL Bartender me dejo en mi lugar una cerveza fría, en un nuevo vaso y una caja de cigarrillos, nuevos. <>. Llevaba el vaso de cerveza en la mano derecha y en la izquierda los cigarrillos, en el estado que caminaba, por el peso de mis dos vicios, me iba hacia adelante, parecía que me iba a ir de boca, pero nunca sucedió, voltee a ver al Bartender a la mitad del camino hacia la puerta y le grite << ¡debes conseguir una rockola con música clásica amigo, así tendrías más borrachos con clase y no esta bola de...! >> observe a mi alrededor, todos aquellos sujetos con la misma vestimenta estúpida que estaba de moda de entre la clase alta-baja. Toda aquella manada de simios me observaron, estudiaron las palabras que mi boca borracha masticaba << olvídalo >> dije dando la media vuelta. Salí de aquel bar y de la nada una tormenta me empujo al suelo, estaba tan borracho que el peso de la lluvia podía tumbarme y dejarme embarrado de lodo. No podía ver nada por aquella tormenta que apareció sin previo aviso; ahí tirado en el barro de la calle vomite un poco más. Mi cerveza se había arruinado, pero la caja de cigarros aún se podrían salvar, deje atrás la cerveza y me arrastre por el fango buscando un lugar seguro para encender un cigarro. Este lugar era decente, lo único malo que había, era aquella cantina de mala muerte que estaba en un rincón olvidado de aquel pueblo lleno de casas pequeñas donde habitaba gente educada y trabajadora. Aquel dueño del bar lo había colocado ahí para evitar que la policía se acercara, ya que como lo dije era un pueblo sin problemas y la policía casi nunca lo visitaba. Haya por aquel único poste de luz de este rincón solitario, se podía ver una cabaña donde vivía una linda familia, un padre ejemplar que tenía una hermosa esposa ejemplar que estaba cocinando un delicioso pastel ejemplar para su pequeña hija, que hoy cumplía años. Comencé la odisea para llegar al porche de aquel cálido hogar, fue totalmente una hazaña pero lo conseguí, cuando me cubrí de la tormenta ya estaba aniquilado física, mental y espiritualmente. Tome un respiro… saque el encendedor y la caja de cigarrillos hecha un desastre, saque uno y me lo coloque en la boca luego lo encendí mientras escuchaba las risitas de la familia a mis espaldas, ignorando mi presencia. Ahí va la primera bocanada de humo, un poco mejor, la segunda me sentía a lado de una chimenea y ya en la tercera mi cuerpo ardía. Ya en aquel bar de mala juntera habían salido unos “simios” a darse de golpes por las dos chicas que me miraban asqueadas. Sonreí, me alegre de haber salido a tiempo de aquel lugar. Algo estaba mal en esta tormenta, no era una tormenta normal, esta tormenta era más oscura que las otras, no sé cómo explicarlo, pero en las tormentas puedes ver un fin, creo que esta no tenía uno. Rasque mis bolsillos y ahí estaba la causa de que yo fuera un ebrio, una escoria, la porquera más baja. Las mujeres son la perdición de los hombres cuerdos. El sobre estaba rasgado y lleno de barro, saque su contenido y por milésima vez leí aquella carta con mucho cuidado, haciendo que cada letra golpeara mi pecho, sentía cada palabra como si fuera un puñal afilado perforándome la carne. Y las últimas palabras hicieron que unas lágrimas salieran de mis vidriosos ojos. “Me llevo a nuestro hijo...” Lleve de nuevo la carta al sobre y el sobre al bolsillo, una sonrisa sarcástica salió de mis labios apretando el cigarrillo como si fuera el cuello de mis problemas. Como lo había dicho antes, algo en esta lluvia me daba un mal presentimiento. Los simios ya estaban tirados en el fango bañándolo con su sangre rojo cromo, cuando de pronto unos aviones de la milicia surcaron por el cielo, con tanta fuerza que las casas que había en este lugar temblaron al sentir la presencia de los pájaros de metal. <> dije mientras otra flotilla de estos aviones armados, pasaron justo arriba de nosotros, <> dije mientras me apoyaba en mis viejas rodillas para levantarme. La tormenta no se había tranquilizado en ningún momento, pero ya me quería largar a mi departamento para descansar de esta noche. Todos aquellos sujetos del bar montaron sus camionetas, ebrios por la cerveza de barril, se decidían ir a ver lo que había pasado en la ciudad, eran tan estúpidos que se les había olvidado que momentos antes habían tenido una pelea por un par de mujeres. << ¡Oigan!, ¡estúpidos campesinos!, ¿a dónde se dirigen?>> les dije agitando mis brazos para que me vieran entre la oscuridad de la tormenta. <>. Eran estúpidos y si le sumas que aún estaban borrachos las posibilidades de una guerra contra oriente resultaban bajas, de hecho yo dudaba de que ellos supieran que era el oriente. <> los agropecuarios con déficit de atención sonrieron felices al ver a alguien de mi edad interesarse en sus estupideces. <>. Subí. Y ahí iba yo, con una manada de chimpancés hablando de guerra y de bombas de hidrógeno mientras yo pensaba solo en dormirme. Íbamos por un camino de terracería, la tormenta nos latigueaba como romanos a cristo y los helicópteros y los aviones no dejaban de surcar el cielo, pasaban furiosos, muy furiosos, cortando a la tormenta por la mitad. Haya a lo lejos se podían escuchar murmullos de gente asustada, pero eso no me interesaba en nada, solo quería que la tormenta acabara para de nuevo prender otro tabaco. Ahí estaba, el majestuoso camino que nos conducía directo a la enorme urbe de gigantes edificios de acero y de ladrillo blanco, de casas y de gente buena, de perros y ratas que comían en basureros, de vagabundos y políticos. Pero algo estaba mal, lo podía presenciar, algo estaba demasiado mal aquí y de pronto… Un pequeño avión dejo caer una vieja amiga… la bomba atómica… Mis ojos no vieron luz más brillante en toda mi vida… todo aquello fue destruido en cuestión de segundos por aquella ojiva, todo acabo en cuestión de un parpadeo, los simios del bar, los edificios, la camioneta, los padres festejando a su hija, los aviones, los helicópteros, la tormenta. Todo desapareció en las faldas de aquel gigantesco hongo atómico… La tormenta se detuvo… Estire mis dedos de las manos, me dolían los músculos de todo mi cuerpo, estaban entumecidos, respire, me levante poco a poco y así, poco a poco abrí los ojos… ¿qué había pasado? Estaba en medio de un desierto apocalíptico. Todo era gris, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que la bomba toco el suelo, pero tenía una resaca infernal. No había nada ni nadie a mí alrededor, todo había desaparecido aunque allá, en dirección a la ciudad se podía ver algunos vestigios de construcciones en pie. Dios me odiaba, había arrojado una bomba atómica y había arrasado con todos, menos conmigo, ni con mi resaca. Busque la cajetilla de cigarrillos ¡genial! Ahí estaban, intactos. Me acerque a los restos de un árbol que aún estaba envuelto en llamas y ahí prendí mi cigarrillo. Comencé a caminar hacia la ciudad esperando morir en el camino. Todo se había convertido en cenizas y el sol se ocultaba atrás de un telón de espeso humo, como si le diera vergüenza verme en semejante estado, con la ropa desgarrada, con la cara cubierta en aquel polvo grisáceo y con ganas de matar la resaca que cargaba. Aquella bonita ciudad se había convertido en un gigantesco rompe cabezas, las redes de drenaje se levantaban como grandes torres y las grandes torres yacían mutiladas sobre el suelo, el cableado eléctrico adornaban las calles quebradas, algunos cables aun bailaban por la energía que en ellos corrían, había un tipo de ceniza por toda la ciudad, creí que era cemento, pero conforme avance en las entrañas de la urbe, pude ver cadáveres de todo tipo calcinados, como si fueran maniquíes de las tiendas de oferta, cadáveres grises que cuando el viento soplaba, los desintegraba y las cenizas se revolvían con el cemento haciendo aquel polvo gris que invadía a la ciudad. En el centro de la ciudad (donde impacto la ojiva) había un abismo, toda la tierra se había hundido y con ella edificios, gente, carros, las redes de drenaje, inclusive pude ver un metro enredado entre tantos edificios. <> pensé. Las sirenas no dejaban de sonar por toda la ciudad, el ejército paseaba por las calles con máscaras de gas y trajes para no contaminarse con la radiación. << ¡Señor! ¿Se encuentra usted bien?>> me dijo un enmascarado holgazán que estaba sentado en una gigante roca, parecía ser el pilar de un gran edificio que fue descuartizado por la energía de aquella arma. << ¡No! No lo estoy muchacho ¿qué demonios paso? Tengo una maldita resaca del infierno ¿no tienen licor?>> pregunte con esperanzas de que asintieran con la cabeza. <> me pregunto asombrado de verme como un muerto viviente caminando entre las calles mutiladas de la urbe. << No precisamente estaba en la ciudad, estaba cerca, ¿dijo que hace un mes fue lo de la explosión?>> pregunte mientras me alejaba de aquel sujeto el cual no me interesaba. << Así es, la bomba destruyo tres ciudades más que colindan con esta, eso quiere decir que usted estaba en el rango de destrucción>> me dijo el muchacho sorprendido y tratando de alcanzarme. << es un milagro ¿verdad?, bueno, no me interesa iré a buscar algo para tranquilizarme, un poco de vino>> el muchacho comenzó a caminar hacia mi más rápido, pero yo apresure mi paso y lo deje atrás, me perdí entre las ruinas mientras el joven soldado gritaba que volviera. Estaba triste, me sentía enfermo y lloraba con desesperación tratando de explicarme por qué no acabe abajo de las ruinas, lo único que pedía era eso, descansar un poco de todo el caos y la basura de la vida. Si antes mi vida no tenía sentido ahora menos viviendo en un mundo que se estaba quebrando. Encontré un edificio como de 50 pisos aun de pie, aunque su estructura estaba muy dañada me propuse llegar a lo más alto de aquel edificio y acabar con todo esto de una buena vez. Ahí estaba yo, en el precipicio, con un cigarrillo prendido en mis labios. Mire a mi alrededor, las aves del ejercito volaban lejos de aquel edificio así que me dejarían morir en paz, aunque me hubiera gustado morir leyendo mis libros, viendo mis películas o escuchando a Mozart, debía de despedirme del mundo de un modo vergonzoso para cualquier hombre. Respire, saque por última vez aquella dolorosa carta, la leí de nuevo, trate de buscar los rostros de mi hijo y de mi amada esposa entre aquellas letras, lo más seguro sus vidas había expirado por la misma bomba que azoto esta ciudad. Una última bocanada de tabaco, prefería morir que seguir soportando la resaca que cargaba conmigo y… tire mi cuerpo para adelante, apretando los parpados… En mi caída libre abrí los ojos para ver si la muerte esperaba haya abajo, pero… dios me odiaba tanto... Mi cuerpo entonces se suspendió, como si la gravedad hubiera dejado de existir de un momento a otro y comencé a ir hacia arriba “algo muy extraño” pensé. Comencé a ver aquel maravilloso espectáculo. La tierra se empezó a quebrar y los edificios comenzaron a separarse de sus cimientos, incluso las aves del ejercito dejaron de funcionar y comenzaron a flotar, los pilotos ya no tenían el control sobre sus máquinas, solo daban vueltas y vueltas en el aire, algunos de estos helicópteros chocaron entre si haciendo aún más grande el caos. Todo flotaba, soldados, edificios, la misma ceniza gris, toda la porquería comenzó a ir hacia arriba. La tierra comenzó a partirse en gigantescos pedazos y esos pedazos se dirigían hacia el cielo. <> dije yo viendo que la gravedad había desaparecido, la tierra estaba explotando, no sabía por qué, pero ahora podía ver las entrañas del planeta mientras volaba al espacio exterior y ahí vino otra y enorme explosión que acabo con todo el planeta... solo esperaba que esto ahora por fin acabara con mi inmunda vida. Abrí los ojos. <> pensé mientras miraba mi cuerpo, ya no había piel, ya no había huesos ni bello en él. Era luz, era como una antorcha de luz << ¿qué es esto? Ese bastardo del bar me drogo>> me dije. Mire a mi alrededor estaba flotando cerca del sol, estaba en el espacio exterior, allá estaba mercurio y venus y luego más lejanos a ellos se encontraba una franja de meteoritos. ¿Serían los restos de la tierra? Una flotilla de seres alados, se ha cercaron a mí, parecían exhaustos de tanto volar con sus alas brillantes, estaban hechos del mismo material que yo, de luz. <> me pregunto uno de ellos. <> el ángel sonrió al verme en tal estado de confusión, perecían estar alegres de verme. << ¿Tienes resaca mi señor?>> pregunto y yo asentí con la cabeza. <> me dijo el ángel, yo lo mire con ojos raros y pregunte << ¿qué me quieres decir?>> el ángel respiro hondo, como si las palabras que fuera a decir fuera una carta que había repetido una y otra vez. <> Guarde silencio un momento tratando de digerir todo lo que aquella criatura me decía. <> El ángel y sus acompañantes me miraron tristes. << ¿Sabe cuántos planetas como la tierra a destruido por su problema con el alcohol?>> me dijo el ser de luz acercándose a mí. << No lo quiero saber, si lo que me dices es verdad, construiré un nuevo mundo, bajare como humano y no fallare esta vez>> le dije mientras me frotaba las manos pensando en una cerveza helada para poder quitarme la cruda.

viernes, 24 de junio de 2016

Una Historia interesante Por J.A. Aguilar Ramirez

El motor de mi Maverick 74 estaba casi inservible por las balas. Ademas tenia las puertas desechas por tantas perforaciones de los proyectiles. Pero eso no era todo, la cabina era una peste increíble. Una mezcla entre los kilos y kilos de cocaína que me había logrado robar, las botellas de cerveza vaciás (y algunas cuantas llenas) mi vomito, el cigarrillo que ahora me fumaba y la sangre de aquella bailarina exótica de rasgos vietnamitas que tenia un tiro en la cabeza. De milagro había logrado llegar a mi hogar. Mire por el retrovisor, y ahí estaba ese malnacido escritor de tercera, con su gran sonrisa y haciéndome señas para que me detuviera. Su camioneta Jeep, estaba igual o peor que mi auto. El bastardo estaba totalmente bañado de sangre, pero aun así sonreía y yo sabia el por que. Me arrepentí de haberle salvado la vida. Eran las 6:00 am. No se cuantos días llevaba ebrio. Lo único que quería era tocar mi cama y dormir por meses, luego de todos estos días metido en aquel caos de mafias y cosas muy, pero muy raras. Era domingo y nadie se levantaba temprano en el vecindario. Así que estacione mi Maverick enfrente de mi departamento. Me tome la libertad de bajar del auto y destapar una cerveza caliente mientras aquel escritorsuelo se estacionaba a un lado mio y bajaba muy excitado. Cargaba una cámara fotográfica en el cuello. Sus lentes negros, unas bermudas y sandalias que ademas combinaban con sus calcetas negras. <<¡hey! ¡hey! Francisco>>comenzó a balbucear mientras echaba un vistazo a mi auto que era un asco. Trataba de encontrar la causa de todo lo que nos había pasado. Cuando no lo encontró con la mirada, me observo de nuevo acomodándose sus lentes negros y me pregunto <<¿ que fue todo eso? ¡esto debe ser noticia mundial! ¿no lo crees?>> lo ignore. <> el sujeto no dejaba de ir y venir de un lado para el otro mientras yo estaba tranquilo pensando en como deshacerme de todo esto. <> me canso. << escucha Roberto “no se que” no me importaba tu vida. Por mi, te hubiera matado aquel Yakuza con su espada, pero te salve la vida por que me das lastima. Yo también vi lo que paso ahí, no me lo debes que contar. Se por que me perseguiste hasta mi hogar, por que quieres la daga ¿verdad? Para que cuando hablen de lo que paso a noche tu salgas con la daga en las manos diciendo “mirenme yo estuve en esa masacre” y publicaras un libro sobre lo que paso en ese bar y tu seras el héroe ¿que no te conformas con haberte plagiado uno de mis libros y que vivas de mi historia? ¿quieres mas? Pues entonces agarra la daga y haz con ella lo que se te antoje. Prefiero vivir en paz que ser un perdedor infeliz que no tiene imaginación para sus propias historias. Anda, toma la caja y largate>> <<¿lo estas diciendo en verdad Francisco? No publicaras nada acerca de lo que paso? ¿me dejaras todo a mi? ¡Dios! Si que eres un buen perdedor. Ademas mira, puedes vender toda esa cocaína, se vende mejor que los libros, el único problema es que esta bañada de la sangre de la bailarina ¿por cierto como llego ahí ella?>> pregunto. <> le dije tratando de que se largara. Pero no. Se atrevió a abrir la puerta de mi auto y comenzó a buscar entre todo el desastre. <<¡si! Aquí esta entre las piernas de la bailarina. ¡Dios santo, tengo la daga de Longinus en mis manos! ¿puedes creerlo? ¿puedes creer que esto atravesó las costilla de cristo y luego protegió a Hitler durante la segunda guerra? Oye Francisco, ven aquí ¿me puedes tomar una foto junto a tu auto y junto a la bailarina? Es evidencia, para que crean que en verdad estuve ahí ¿no quieres tomarte una conmigo? ¿no? Bueno, por lo menos te haré mención en mi libro amigo. Oye y por cierto, muchas gracias por sacarme de ahí con vida, bueno me tengo que ir, hay que ir calentando la maquina de escribir para mi siguiente bestseller y todo te lo debo a ti, te ganaste el cielo Francisco>>. El muy canalla se fue con la daga de Longinus entre los brazos. Subió a su Jeep y se fue a toda maquina hacia no se donde. Yo me quede con mi Maverick inservible, con kilos de cocaína, el cuerpo de una vietnamita y con unas cuantas heridas, sabiendo que la historia que escribiría aquella pequeña sanguijuela era la miá, era mi oportunidad para salir del anonimato, pero lo deje ir. Bebí otra cerveza. Semanas después, el maldito rostro de aquel patán se encontraba en todas partes. Periódico, televisión, libros, en cualquier lado lo veía. Presumiendo de que el había estado en la masacre donde había combatido mafias rusas, italianas, japonesas y la milicia junto con la mafia del Papa, todo por obtener la daga del destino, la daga que aun tenia la sangre del mesías. Yo ya no tenia automóvil, tenia que viajar a la ciudad en un camión. Aquel día me iba a rasurar y a cortar el cabello. En la barbería tenían el libro de aquel escritor. La fila era larga, así que encendí un cigarrillo y comencé a leer el libro de aquella basura, donde contaba como salvo a uno de sus colegas de una espada Yakuza y como intento salvar una linda chica vietnamita, pero que fue asesinada después en su auto. El glorioso libro que había vendido millones y millones de copias en todo el mundo, a tan solo una semana después de su lanzamiento, terminaba con una frase en cursiva que decía: “tal vez , soy el escritor elegido por Dios” bastardo. Semanas después de aquella desagradable lectura en la barbería, compre el periódico con el encabezado que decía “Encuentran al escritor sobreviviente de la matanza santa asesinado en su penhause” cuando leí esto Sonrrei y dije con singular alegría de nuevo: Bastardo

miércoles, 22 de junio de 2016

Así Es El Amor Por J.A. Aguilar Ramirez.

Por fin pude entrar en ella. Pude sentir su carne y yo hundiéndome. Me costo algo de trabajo pero ahí estaba, en el lugar donde yo pensaba que solo los hombres privilegiados podían estar. Comencé a moverme adentro de aquel paraíso y mi respiración se comenzó a agitar, disfrutaba cada instante, cada centímetro que recorría en aquel carnal camino. La besaba, pero sus labios estaban fríos, mi lengua se revolcaba adentro de su boca, llenándola de mi saliva sucia. Sus labios eran piedras de ámbar que yo podía saborear mientras mi cuerpo se agitaba en su cuerpo. Tenia los ojos cerrados pero cuando mis dedos se apoyaban en sus parpados parecía que los abría para mirarme fijamente. Comencé a besar su cuello y recordé cuanto la amaba, me había enamorado de ella en la preparatoria. ¡Oh dios! Brenda era la mujer mas hermosa de mi salón, o eso es lo que yo pensaba. Me encantaban sus enormes ojos y su piel blanca, como porcelana, su sonrisa gigante y su cabello castaño lacio como tela de seda. Siempre salia con hombres rudos, es por eso que nunca se fijo en mi, pero, ¿por que dios me puso en esta situación? ¿que le había pasado a Brenda para que ella ahora estuviera aquí conmigo? Después de la prepa ella se caso con un sujeto que se dedicaba a la venta de droga. Al poco tiempo tuvieron un hijo y después de muchos años me la volví a encontrar en el centro de la ciudad. Ella me pregunto a lo que me dedicaba y cuando se lo dije se sorprendió, pero nunca creí que ella viniera a mi trabajo a visitarme después de tiempo, ahora estaba con aquella hermosa mujer y le confesaba todo el amor que sentía desde el primer día que la vi, era como caminar en un pantano lleno de una neblina densa y su mirada, su cuerpo de piedra era la luz que me guiaba. Ella no gritaba, ni si quiera gemía y su silencio era lo que mas me excitaba. Entraba y salia y solo se podía escuchar el chasquido de las cadenas que la amarraban del los barrotes de aquella plancha fría donde hacíamos el amor. Le había confesado que mi fantasía era encadenarla y ella acepto con todo gusto, o por lo menos no puso fuerza cuando la encadene a aquellas barras de metal. Paseaba mis dedos sobre sus labios y ella parecía reír y estaba feliz de estar conmigo. Le comencé a besar a aquellos grandes pechos y parecía satanás devorando la cabeza de judas cuando mordía aquellos dos pezones color rosado que eran mas unos rubíes exóticos de África. Amasaba sus glúteos y apretaba con fuerza sus caderas contra las miás. Nunca había sentido tanta energía acumulada en mi pelvis. Besaba sus brazos, sus mejillas y su piel era fría, fría como el mármol de columnas corintias, era tan hermosa, pero mas hermoso el momento que pasábamos juntos. Los bellos de sus brazos, eran como dulces telarañas entretejidas en su piel, se erizaron, tal vez era por el frio que en este lugar había, pero yo sentía que ardía como un soldado del Vieth Kong en Saigon calcinado por el napalm. Creo que era el día mas feliz de mi vida, tenia a la mujer que amaba después de tantos años. Acariciaba su cabello y cada vez que lo hacia parecía que encontraba soles rojizos atrás de su nuca, algo brillaba en la parte trasera de su cabeza. Era tan hermosa, era toda una diosa. Le susurre al oído que se fuera a vivir conmigo, que tal vez formaríamos una bonita familia en mi casa solitaria <> le dije, pero ella se mantuvo concentrada en el acto del amor, o eso creí yo. Tenia una cintura diminuta, perecía que una serpiente se había aferrado a el tronco de un árbol dándole aquella silueta. Sus largas piernas, por un momento creí que eran infinitas y las confundí con el universo en expansión. Tenia todo aquello entre mis manos sucias y enfermas. No se quejaba y eso era lo que mas me excitaba. Mariposas con alas de alambre revoloteaban en mi estomago, desgarrandolo, haciendo sentir el amor, el hermoso amor revoloteaba en mi, aquel amor enfermo, que se aferraba a mi ser y me convertía en un monstruo, así es el amor. Siempre soñé con tener a aquella mujer entre mis brazos, eran días enteros en los que lloraba por no tenerla a mi lado, le reclame a Dios, me perdí en los vicios, me hice un hombre de lo peor, pero esta noche todo había cambiado, mi vida ahora valía la pena, era tan feliz, ahora se entregaba a mi y era todo lo que en mi vida quería, estar con una mujer como Brenda, inteligente, hermosa, educada y gentil. ¿que había hecho ella para estar aquí? La tome de su cabellera por la nuca y cuando mire mis manos estaban llenas de un liquido rojo, tan brillante, tan hermoso, tan escarlata, pero ella nunca se quejo. Coloque mis manos sobre sus labios y ella sonrió, o eso parecía. Entonces ya todo estaba perdido, estaba apunto de terminar mi empresa, cuando sentí una ponzoña clavarse en mi cuello. Ahora el liquido rojo chorreaba de mi cuello ¿que había pasado? Mire a el autor de aquel cruel acto, se trataba del hijo de Brenda y este con lagrimas en los ojos y con un cuchillo en su mano exclamo <<¡maldito enfermo! ¿como es que estas haciendo esto con mi difunta madre?>> no conteste. Nunca me di cuenta de cuando aquel muchacho había entrado a la morgue donde trabajaba y donde el cadáver de Brenda había llegado aparentemente por un golpe en la cabeza. Apresure el ritmo de la situación, ya no podía aguantar tanto tiempo y entonces… entonces el maravilloso clímax llego… termine mi misión mientras el hijo de Brenda me apuñalaba mas veces en la espalda… llene de mi néctar a aquel cadáver de la mujer que mas amaba.

sábado, 31 de enero de 2015

Optimismo.(ParteII)

Optimismo.(ParteII)

Poco estable ese pesar, eufórico, pero sin vida
no hay mayor miedo que el padecer, saber y ser incapaz
de resolverlo, cerré las puertas, ventanas y la soledad me contó
al oido y sangré como si una bala hubiera atravesado mi cuerpo.

¿Existe piedad en tu regazo?, ¡CÚBREME!
Hace frío, estoy aquí, a la mitad de mis pensamientos
te busco pero, no te encuentro...te encuentro y muero
entonces revivo para hacerlo de nuevo, me vuelvo loco.

Un todo se reduce a nada cuando te pierdes a ti mismo
cuando ese dolor es quien te mueve, estás perdido
¿ayuda?, ¿quién podrá?, yo lo se; nadie
vivir es un sueño, pero esta pesadilla se hace peor.

Hipnotízame, hazme sentir, hazme reír, hazme vivir
¿dónde estás?, ¿te fuiste o, a caso nunca llegaste?
¿Eres una ilusión?, explícame porqué esta situación
dame razones para no caer, dame fuerzas, se me están acabando.

La experiencia es corta y sublime
o larga y una mierda, nosotros decidimos
creo decidí mal, ya no hay vuelta atrás
demuestro que puedo o que no, y me acerco más a la segunda.

Mi gente me apoya, pero me siento solo
me reconforta, pero me siento mal
me abraza, pero me siento olvidado
me quiere, pero no me quiero a mi mismo.

El temor de perder todo de nuevo se hace más real, cada día.

 Por: Señor Chango.

jueves, 29 de enero de 2015

Optimismo.(Parte I)

Optimismo.
(Parte I)

Si por un minuto de paz, lo diera todo
me quedaría con nada, perdido en un halo
¿han olvidado el sentir?, olvidar el vivir
sonreir, y por dentro estar en ruinas.

Olvidemos el futuro, vivo en el pasado
aquel que mata en cuanto lo toco
quien recuerdo al amanecer, quien duerme mi alma
no pienso en mi, no vivo por mi, y eso duele.

¿Qué es la satisfacción?, no la encuentro
dama, extraño su presencia, ¡REGRESE!
Su aliento, viaja mi mente a un lugar mejor
perdiendo la fé, se pierde noción de lo que olvidamos.

¿Cómo el colibrí aletea hasta morir?, ¿cómo no puedo aletear?
Se pierden las ganas, agoniza el ego, mi orgullo
carece de fuerza, no anda, solo se tira y grita
por dentro eso hay, gritos y desesperación.

¡Calla las voces!, no soporto más
mi mundo grita si ellas gritan, mi mundo calla si ellas callan.
Dejé un desierto exclusivo a mi, sin agua
mas que el agua de la paz, una copa, un árbol seco y una soga.

Hace tiempo el calor no se siente cálido
es como existir sin existir, ¿lo imaginas?
Correr sin disfrutar el entorno, estar seco por dentro
mi autoexilio, mi nirvana, mi gran maldición.


Por: Señor Chango.

domingo, 25 de enero de 2015

Dios

   
                            

                                                                                "Dios"

Los exquisitos sonidos de aquel piano revoloteaban por toda la atmósfera de aquel lugar; Lo único que yo podía hacer era escuchar las notas que de aquel piano emanaban y a los dos sujetos jugando ajedrez haya arriba. No sabia cuanto tiempo llevaba ahí sentado, mirándolos, tal vez habían pasado días, meses, inclusive años, me canse de gritarles... de pedirles ayuda. Todo era blanco, el cielo, las dos paredes que tenia a mi alrededor, menos el suelo, el suelo de este pasillo era azul ya que el suelo era de cristal, ya lo había intentado romper una vez, recién llegue a este lugar y lo único que pude hacer fue molestar a la criatura que vive abajo de mi, una gigantesca serpiente que nada hay abajo, es rara la vez que la veo asomandose por el cristal pero, de vez en cuando la veo... luego todo vuelve a hacer lo mismo, el infinito pasillo blanco donde estoy y el suelo de cristal, siempre viendo a aquellos dos jugar ajedrez. Estaba cansado, sin fe ni esperanzas, quería respuestas, la garganta se me había hecho añicos de tanto gritar, no había visto a mi familia, a mi madre a mi padre, a mi dulce esposa y a mi hija ya desde hace mucho tiempo. No sabia donde estaba, creí, al principio que este era un sueño, un sueño que nunca terminaba, creí que estaba muerto, inclusive creí que era un experimento del gobierno. Mis ojos no dejaban de ver aquellas dos figuras que se postraban ante mi, arriba de este lugar sin salida, las bardas que me tenían atrapado eran de mármol, el mas blanco mármol que jamas haya visto y las paredes eran lisas, no habia hendidura o relieve alguno, todo esto era liso, era como la carcel perfecta, las paredes median por lo menos de 20 metros de altura y 10 metros de ancho y de largo, no tenia idea, por que nunca parecía tener final, mientras mas corría mas largo era aquel pasillo donde estaba atrapado.  Me había cansado de escuchar aquella melodía siempre, parecía que aquellos dos tipos que jugaban ajedrez en lo alto de las bardas de este pasillo les encantaba las notas de aquel dulce piano...el claro de luna tocaban, lo recuerdo... Me levante, la locura ya me había invadido, tenia un eón sin hablar con alguien. Mire fijamente a aquellos dos sujetos que reían y comentaban cosas por abajo de las notas de piano. -oigan, ustedes...he estado aquí por mucho tiempo, tengo familia, ellos deben estar preocupados por mi, esto no es un secuestro ¿oh si?, mi familia no tiene el dinero para pagar el rescate, estoy cansado de estar en este lugar sin saber nada de nadie, ni si quiera ustedes me dirigen la palabra, es desesperante solo ver blanco, la mirada me esta matando, mis ojos ya no ven bien a todos los lados que volteo a ver es blanco y es muy desesperante- Entonces uno de aquellos sujeto se levanto de la mesa de cristal donde jugaba con su oponente. -Abraham...¿ese es tu nombre verdad?- -si, así es- comencé a llorar de felicidad, por que al fin pude escuchar algo mas que el claro de luna de ludwig van. -oh, mil disculpas Abraham, por fin pude acabar la partida con mi oponente, déjame ir haya abajo para ver que numero eres...- me dijo aquella persona mientras desaparecía. Una puerta que era casi invisible se abrió de una de las paredes que me tenia preso y de ahí salio este sujeto. Era un anciano que fumaba por una pipa, tenia lentes redondos y una larga barba y cabellera plateada. El miro mi frente y comportandose indiferente por mi soledad y mi sufrimiento me trato como un animal de ganado. -Eres el numero 877- el soltó una carcajada y una nube de humo por su boca. -ya solo faltan 123 para el final- dijo acariciándome la frente con su pulgar, cerro la puerta por donde salio para que yo no pudiera escapar. Camino a mi alrededor mirandome de pies a cabeza. -¿cuanto tiempo has estado en este lugar Abraham?- me pregunto aquel anciano que en su frente tenia un tatuaje de un triangulo isósceles. -no lo se, años creo yo-. el anciano comenzó a reír casi con locura y le grito al sujeto que yacía sentado en la mesa de cristal con el tablero de ajedrez. -¡Luci! ¡ven acá, es un nuevo record!-. el sujeto que estaba desde arriba viéndonos se levanto y apareció enseguida enfrente de mi. Era al igual que el otro sujeto un anciano de tercera edad, aun que este estaba bien rasurado y con un traje blanco impecable y este fumaba un cigarrillos y no pipa, su cabello bien peinado y bien recogido de color plateado, en su mano derecha cargaba una copa coñac. Al verme fumo y bebió antes de decir una palabra. -¿que pasa aquí padre?-  le dijo "Luci" al anciano  del triangulo en la frente.-¿sabes cuanto tiempo hemos durado jugando?- le pregunto el primer anciano a "Luci". -no, ni idea, aun que fue una buena partida-. -Abraham, ¿como es la época de donde vienes?- me pregunto el anciano del triangulo en la frente. -¿mi época?- pregunte extrañado. -asi es, ¿de que país vienes?, ¿cual es el ultimo año que viviste en la tierra?- me pregunto el anciano quitándole la copa de coñac a su hijo "Luci". -soy de Inglaterra, 1977- les dije a los anciano que me rodeaban como si fuesen tiburones.  -Mi nombre lo sabes y el de mi hijo también, solo que ahora estas un poco confundido Abraham, han pasado 200 años desde que te raptamos, ya no te preocupes por tus hijos ni por tu esposa, ellos ya no están en la tierra-. El  corazón se me quebró al escuchar aquella voz y comencé a llorar por saber que ya nunca podía ver a mi amada, ni a mi hija. -¿como dices eso?- le pregunte arrodillándome y envuelto en lagrimas y con un dolor terrible en mi pecho. -Así es hijo mío, no me di cuenta del paso de los años, si por mi fuera hubiera acabado con esto desde hace mucho, solo que... sabes que el ajedrez no es cualquier juego ¿verdad?-.  Con rabia y con enojo le dije al anciano -¿como comparas un juego de ajedrez con la vida de las persónas a las que amo? ¿quien son ustedes?-. El segundo anciano  que respondia por el nombre de "Luci" le dio un trago largo a la copa de coñac y se despidió del primer anciano que segun lo que yo entendia era su padre, le dio un beso en la mejilla y le dijo -padre, me tengo que ir, hay cosas que arreglar en mi casa, cuando hayas acabado con los mil, avísame para ayudarte a empacar las cosas-. el primer anciano lo abrazo y le dijo -claro que si hijo, cuando acabes de arreglar las cosas en tu casa avísame, estoy un poco ebrio, pero acabare con Abraham lo mas rápido posible-. El anciano llamado "luci" me dio una palmadita en la espalda y me dijo -suerte y espero que no te vuelvas loco- luego desapareció y jamás lo volví a ver.    
-Yo soy todo- me dijo el anciano con el tatuaje del triangulo en la frente. -tu me conoces, yo tal vez te vi nacer, no lo se por algo te escogí, mírame... tomar coñac por 200 años te pone muy ebrio, ahora lo estoy- luego fumo de su pipa ignorando mis lagrimas, mi sufrimiento. Lagrimas aun recorrían mis mejillas al saber que habían pasado 200 años atrapado en este pasillo infinito. La serpiente del mar, la que podía ver através del cristal del suelo se asomo, y comenzó a golpear el cristal con su cabeza, como tratando de llamar la atención del anciano, el sonrío al verla y se comporto como un niño. -ella es Leviatán, mi mascota, el primer ser orgánico en la tierra, no le tengas miedo esta lleno de amor, míralo ¿verdad que es hermoso?, hasta ahora es el unico ser que no mataria, estoy arto de esos querubines y de los hijos rebeldes, por ejemplo, mi hijo, Luci, el aveces se me rebela, aun que no lo creas, armo una guerra contra mi- me dijo el anciano acariciando el cristal del suelo y riendo como si todo fuera un chiste. -lo único que yo quiero es volver a mi hogar con mi familia- le dije al anciano para que tuviera compasión por mi. El anciano se mostraba indiferente y me dijo -Abraham, esta es la verdad, te voy a matar ¿sabes por que? por que tengo el poder para hacerlo, ya han pasado 877 por este pasillo, todos han muerto, mujeres, niños, niñas, hombres ancianos, negros, blancos orientales, occidentales de toda especie han pisado este pasillo. Contigo me distraje un poco, es que vaya si tu hijo te visita y trae coñac y trae un tablero de ajedrez de seguro 200 años se te pasaran volando- Este hombre hablaba como si nada le importara, como si nada valiera la pena para el, me estaba amenazando de muerte como si yo fuera un insecto. -¿que te ocurre hombre, ¿crees que moriré por tus manos arrugadas y viejas?- el anciano al escuchar mis palabras comenzó a reir. -si- contesto luego le dio una fumada a su pipa y dijo -estas manos crearon a los padres de tus padres y a los padres de sus padres ¿aun no me reconoces Abraham?- Lo mire a los ojos, atravesando los cristales de sus anteojos y del humo que Expedia de su boca. Lo reconocía... Todo el tiempo, desde que tengo memoria, desde que mi abuela me llevo por primera vez a la iglesia, conocía a aquel viejo que ahora se proclamaba mi asesino. -Yo soy  alfa y  soy  omega, el principio y el fin, yo soy el creador de lo visible y  lo invisible, yo soy el que creo tu mundo en seis días... yo soy Dios, Yahvé, Buda, Alá, yo soy Zeus, soy Osiris, soy el sol-.  Creí que aun estaba en algún sueño, pero ahora era de mal humor. -estoy cansado de estar aqui, quiero salir de aquí-. le grite mientras mis ojos se encharcaban de lagrimas. Entonces el anciano de un momento a otro apareció en la cima de las bardas, en donde se encontraba en un principio, en su mesa de cristal. -Abraham, ahora es tiempo de que mueras- me dijo cruzado de manos. Las paredes se comenzaron a comprimir, a hacerse mas estrechas, se movían, tanto la derecha como la izquierda, se movían hacia mi, parecía que me querían devorar, eran dos lobos hambrientos corriendo hacia mi. -¿por que haces esto?- le grite con rabia y odio -¿tu eres dios, eres el padre de todo, eres mi creador, por que me quieres matar?- Las notas de aquel piano que nunca vi se hacían mas violentas, mas rápidas, ya no tenían el mismo tono que tenían al principio.
-Es que estoy aburrido Abraham, ¿sabes a cuantas personas he matado en este pasillo?, bueno tu eres la 877 ¿sabes que pasara cuando mate a las persona que tenga el numero mil? bueno cuando esa persona llegue aquí la humanidad será aniquilada ¿sabes por que? simplemente por que estoy aburrido, ustedes no son la única especiae en el tiempo ni en el espacio ¿sabes cuantos planetas he creado? ¿sabes cuantos he destruido? hasta yo mismo he perdido la cuenta, los humanos resultaron ser como todos los demás, les he dado libre albedrío ¿y que hacen? se matan entre ellos por guerras entupidas, solo por que en una región del planeta les dije otro nombre...¿no entienden que soy el mismo en todas partes? ya desde hace mucho me he cansado de verlos, es mejor secuestrar a uno de ustedes de vez en cuando y matarlos para no aburrirme, no me juzgues loco ¿tu que harías si estuvieras solo...infinitamente solo, por que eres el único en tu especie, eres el único que puede dar vida y quitarla en un instante, yo se como acabara el fin de los tiempos y acabara cuando yo mismo muera, cuando yo entre a ese pasillo donde estas tu o cuando mi hijo veng con un puñal y me lo clave en el estomago, yo no pedí ser el único, he tratado de encontrar a mas de mi especie a lo largo del tiempo, espacio y dimensiones, pero creo que estoy solo, creo vida para no sentirme solo, pero cuando veo que ustedes me niegan y se matan entre ustedes, mejor decido acabarlos, exterminarlos para no aburrirme y eso lo hago tambien con los angeles y con los demonios. Luego cada que mato a mil seres de cada especie a la que le doy vida me marcho y creo otro universo, otra galaxia, otro sistema solar, otro planeta que contenga vida, otra especie, y todas se comportan igual...son tan entupidos o ¿yo soy el entupido por crearlos? mi hijo... el que jugaba conmigo ajedrez es lucifer, el los ama a todos ustedes ¿por que? es simple, prefieren el dinero, el sexo que el amor de su padre, no pueden ni respetar 10 leyes que les di, ustedes no perdieron la fe en mi Abraham, yo la perdí en ustedes, solo faltan 123 mas y la especie humana desaparecerá de la faz del tiempo y del espacio y tal vez vaya a crear a mas seres con vida, pero acaban igual que la tuya, siento que me hayas conocido en mi forma física, no soy lo que los textos sagrados dicen, los textos sagrados son invenciones para que tu raza agache la cabeza ante un Dios tirano, yo no soy malo ¿tu piensas eso? yo no, soy un ser solitario que adora emborracharse por largo tiempo si tu estuvieras en mi lugar entenderías Abraham...pero no lo estas, por eso debes de morir...y no tratar de explicarte las cosas que te he dicho, como te dije estoy ebrio...- Las paredes me estaba apretando con mucha presión para cuando Dios había acabado de hablar, el se asomo por la pequeña grieta donde estaba aprisionado, lo maldije hasta el final, lo negué todo, pero el dolor era tan real, mis órganos no funcionaban bien por la presión que las paredes ejercían... La ultima imagen que en vida vi fue como Dios se servia una copa mas de coñac y seguía fumando de su pipa...-el león no es como lo pintan- dijo guiñándome el ojo mientras mi cabeza explotaba y bañaba aquellas paredes blancas de rojo carmesí.
Por: J.A.A. Ramirez
                                                                                                                        

domingo, 18 de enero de 2015

Miedo Espacial




                                                              "Miedo espacial"

En alguna de aquellas oficinas de la "NASA", donde se trataban asuntos de un nuevo programa espacial para explorar una luna de júpiter "Ganimenes" que seria el noveno objeto mas grande de el sistema solar.
 En aquella junta los científicos mostraban un nuevo robot que podría explorar la masa de este cuerpo y mandar fotografías y vídeo hacia las oficinas de la NASA.
Todo parecía normal en aquella junta, hasta que los radios que tenían los encargados de aquella misión comenzaron a sonar, todos al mismo tiempo. una voz agitada comenzo a sonar por las bocinas de los radios, eran palabras difíciles de entender, los dueños de los radios creían que estaban averiados . Uno de aquellos sujetos le presto atención a la voz que salia de su radio.
-creo que alguien trata de comunicarse con nosotros-
pensaron que se trataba de algún integrante de la agencia que ocupaba de su ayuda, pero no era esta la ocasión.
-¿pueden llamar a mantenimiento y decirles que la frecuencia de los radios se cruzo con otra por favor? gracias-
Los que estaban presentes en aquella sala de juntas esperaron que los radios se apagaran y dejaran de omitir aquel ruido en donde si ponías mucha atención se podía percatar una voz agitada, parecía ser de alguien que tuviese miedo. Los radios no dejaron de sonar y aquellos investigadores no podían exponer bien el nuevo robot explorador que tenían en una mesa para su exhibision. Estaban molestos y querian que aquel ruido avandonara la sala.
-estas malditas cosas- renegó uno poniéndose el radio que llevaba en la cintura, en la oreja para poder escuchar quien era el que estaba del otro lado. Todos lo miraron... como abrió los ojos sorprendido por lo que estaba escuchando, pidió a todos que guardaran silencio y le pidió a todos los que eran dueños de los radios donde se escuchaba esta voz, que dejaran sus aparatos en la misma mesa donde estaba el robot.
Este sujeto no se trataba mas que del encargado de esta misión de exploración y reconocimiento a esta luna de júpiter, así que todos tenían la atención sobre el.
-señor ¿se encuentra usted bien?-
El negó con la cabeza y hablo por primera vez por la radio contestándole al dueño de aquella voz débil y temerosa. -¿como es que usted encontró esta frecuencia? ¿sabe a donde esta llamando?-
El silencio reino en aquella sala , entre el ruido pudieron escuchar todos: -si llamo a la NASA, ustedes me enviaron a este lugar y ahora no puedo salir de aquí, la nave se a quedado sin combustible y todos los aparatos dejaron de funcionar desde que entre a ese agujero de gusano.-
Todos se miraron unos con otros, y algunos rieron entre dientes por que creían que se trataba de algún juego, pero la voz de aquel sujeto que llamaba desde el otro lado se escuchaba agitada y llena de miedo y pánico, parecía que tenia todas las lágrimas acumuladas en la garganta.
-señor, ¿sabe que si encontramos su ubicación iremos por usted y sera encarcelado de por vida por meterse a una frecuencia privada?, no puede hacer estas bromas- le dijo el encargado.
-yo solo quiero que me rescaten, para poder volver a ver a mi hija y a mi esposa, el único aparato que sirve adentro de esta nave es esta radio y un pequeño monitor que parpadea, pero no enciende, tengo mucho miedo, todo es obscuro aquí adentro-.
Ahora todos los que estaban presentes aquí en la sala podían escuchar a aquel sujeto llorar de miedo.
-investiguen si fue lanzada una nave, y comuníquenme con el director general, tráiganlo a esta sala.- ordeno el encargado que ahora parecía tener miedo al igual que el sujeto que le hablaba. todos se movilizaron y algunos trataron enseguida de encontrar la señal donde provenía el mensaje.
El encargado se quedo solo con pocos en la sala al pendiente de la platica con aquel sujeto.
-señor, cual es su nombre, su edad y dígame a que misión pertenece usted-
el sujeto no podía contestar aquello por las lágrimas que lo ahogaban. Un miembro de aquel grupo había encontrado el punto de partida de la señal, venia de la próxima centauri y seguía avanzando a una velocidad descomunal por todo el espacio. El encargado al ver la trayectoria de la señal se puso pálido y el estomago se le revolvió. -¿cuando mandamos a este pobre sujeto hacia el espacio?- se pregunto.
El director general de la NASA llego a aquella pequeña sala de juntas, con el aire entrando y saliendo de su boca, había venido corriendo y el ya no era un joven. -¿que es lo que tenemos aquí?- -¿señor usted autorizo una misión secreta hacia a un agujero de gusano?- el director se sorprendió y luego comenzó a reír al escuchar eso. -¿como puede ser posible eso? no hemos encontrado ningún agujero de gusano en nuestro sistema solar, además si alguien hubiera mandado tal misión medio mundo lo sabría- -señor, nos llama un sujeto, dice que el esta adentro de un agujero de gusano, rastreamos la señal de su llamada y en estos momentos esta atravesando la próxima centauri-
el director lo creyó poco posible pero luego le enseñaron el monitor donde se veía un pequeño punto atravesando el mapa celeste de la próxima centauri.
-esto debe ser una broma-.
luego el director le arrebato la radio al encargado y comenzó a escuchar los lamentos de aquel hombre. -sáquenme de aquí, se los ruego, la nave se desbarata por la velocidad a la que voy, los cristales de la nave se están rompiendo poco a poco y mi cuerpo se estira y mis huesos crujen por la presión que aquí hay-
-dígame su nombre, y si lo encuentro le prometo sacarlo de ahí- le dijo el directo al hombre sabiendo que era imposible hacerlo,  y este le respondió -mi nombre es Rudolph Martin, pertenezco a la misión Napoleón, fui lanzado al espacio junto con dos hombres mas, los cuales se acaban de quitar la vida con un revolver, mi nave esta bañada de sus sesos y de sangre-. Al director le tembló el corazón y se relamió los labios. -investiguen ese nombre y si encuentran familiares búsquenlos y pregunten por este hombre- todos adentro de esta sala se movilizaron.
-escúcheme señor Martín ¿como encontró esta frecuencia y quien era su jefe de esta misión? ¿quien lo lanzo al espacio y cual era el objetivo de su misión?-
el sujeto de nuevo lloraba y sollozaba de miedo, describiendo que el lugar donde se encontraba su nave, era un lugar oscuro y sin ruido y que al final de aquel tunel se podia observa una esfera incandesente, una esfera roja gigante y se podía ver como el metal de la nave se doblaba por la velocidad que esta llevaba.
-mi jefe se llamaba Jhon Karper, el me envió a esta misión junto con mis otros dos compañeros que perdieron la vida, la misión según me dijo mi capitán era para poder llegar a la próxima centauri, pero algo se nos atravesó en el camino, según mis cuentas llevo 20 años vagando en este agujero de gusano y aun no puedo llegar a su final, la locura invadió a mis compañeros y terminaron suicidándose, 20 años ¿usted cree que estoy cuerdo si he vivido 20 años en una oscuridad infinita?-
El director se quedo con la boca abierta por lo que el hombre le estaba contando y lo que mas le sorprendió es que el nombre que había dicho que era su jefe, era el nombre del director.
-¿que es lo que pasa aquí?- dijo el director Karper secándose el sudor de la frente, se sentó y siguió escuchando la voz del astronauta. -señor, creo que pude componer el monitor de la nave- dijo el astronauta mientras todas las computadoras de la NASA en general se prendieron de repente, todas las pantallas y computadoras del edificio tenían la misma imagen de un ser destrozado emocionalmente, con ojeras gigantes y envuelto en lágrimas, tenia su casco puesto y atrás de el yacían los restos de dos sujetos muertos, las paredes de la nave manchadas en sangre. La turbulencia agitaba con violencia la cámara que tenia en el pequeño monitor.
Todos se sorprendieron al ver aquella imagen, ahora no había mas escusas, aquella llamada de auxilio era verdadera y la prueba era aquella imagen que se tenia en todas y cada una de las pantallas y computadoras de la NASA.
-señor, los puedo ver, a usted y a su equipo, me da gusto saber que aun esta con vida, se ve un poco mas viejo, pero no sabe como me tranquiliza ver su rostro luego de 20 años-
El director se sorprendió, nada de esto tenia sentido, el no recordaba el rostro de aquel astronauta y menos su nombre.
-Hijo, no se quien eres, pero si esto es una broma, eres un verdadero genio, haz puesto tu cara en cada una de mis pantallas, ahora toda la NASA te observa, ya tienes nuestra atención-.
-Señor, solo le pido por favor que le de este mensaje a mi hija y a mi esposa, se que ya no podré regresar y si pierdo la comunicación con usted, tomare el revolver de mis compañeros y me disparare en la cabeza; Señor, dígales a mi hija Ashley y a mi esposa Regina que las amo tanto y que me perdonen por el  daño que les hice-
El director estaba constipado, en los 40 años que tenia trabajando en esta agencia jamás le había tocado vivir cosa similar, ya que no había registros de cuya misión era este astronauta y ni si quiera se tenia rastros de un astronauta llamado como este hombre que ahora sonreía sarcásticamente sabiendo su futuro.
En la imagen que aparecía en todas las pantallas se podía apreciar que el sujeto estaba desquiciado, tanto tiempo encerrado en medio de la oscuridad. -Señor quisiera mostrarles que es lo que siempre veo- el astronauta tomo el monitor y lo enfoco hacia una luz roja que se veía al final de la oscuridad infinita, una luz roja como si fuese un sol gigante  a donde nunca llegaba. -tengo 20 años viendo la misma luz roja y jamás llego a ella señor- dijo el astronauta limpiándose las lagrimas.
Todos los que miraban las pantallas, las computadoras en la NASA estaban boca abiertos, pero nadie entendía de que se trataba, no podía ser una broma ya que las coordenadas de la transmisión eran verdaderas, eran medidas por los aparatos de la NASA. todo lo que decía aquel astronauta pareciere que se hubiera borrado de la memoria del director y de los archivos de la agencia.
pero esta historia termino cuando una secretaria que investigo el nombre de aquel sujeto, llego con los informes y se los dio al director de la agencia.
El director los comenzó a leer, leyó la biografía de aquel hombre que estaba del otro lado de la pantalla, el cual miro con miedo al director cuando este comenzó a leer los papeles.
El director comenzó a llorar, las lagrimas caían gota a gota contra el papel que la muchacha le había entregado, el director se tomo la cabeza como si quisiera negar todo lo que tenia en sus manos.
El director se enjugo sus lagrimas y miro fijamente al astronauta. -muchacho, ya te recuerdo ¿como es posible que hicieras todo esto? ¿dímelo?- el astronauta miro con miedo al director.
-¿Que es lo que me quiere decir señor?- le pregunto el astronauta al director.
El director comenzó a golpear la mesa de madera  en donde estaba el robot prototipo del viaje a "Ganimenes".
El astronauta también comenzó a llorar y se quito el casco para poder respirar mejor, pero al ver la reacción del director se negó a verlo y prefirio ver los cadaveres de sus compañeros sin vida. -mírame- comenzó a decirle el director al astronauta que con dificultad y con miedo a saber que es lo que ocurría lo miro a los ojos atraves de aquella pantalla de cristal.
-Muchacho, tu no estas en la próxima Centuri... tu eres un drogadicto...ahora estas en un manicomio, descansando de lo que haz hecho hace 20 años...- el astronauta sonrío como si lo que le decía el director era un chiste -esta bromeando señor, yo tengo 20 años atrapado en este horrible lugar, no soy ningún maldito drogadicto-. el director se limpio las lagrimas con las yemas de los dedos y le hablo claro al astronauta. -Rudolph, tu mayor sueño era ser astronauta, tu hiciste el examen medico, el psicológico, el físico y los aprobaste con éxito, teníamos una misión para ti, pero la noche antes de que te enviáramos al espacio, llegaste a casa y encontraste a tu esposa con tu mejor amigo. Desde que la viste en brazos de otro te hundiste en las drogas Rudolph, en los vicios, no comías, no dormías, todo lo que te rodeaba era dolor y drogas. nunca llegaste al lanzamiento de la nave, tuvimos que enviar a tu amigo...con quien tu esposa te traiciono, al saber eso tomaste un revolver  y mataste a tu esposa y a tu hija Rudolph... hace 20 años los médicos te diagnosticaron como loco...ahora te recuerdo claramente hijo mio... ahora mis asistentes estan llendo hacia el manicomio donde estas...te van a traer aquí...pienso que tu espíritu, tu mente, entraron a estos aparatos...quizás ya no tengas vida Rudolph... es por eso que tu alma entro a estos monitores y a los radios para despedirte de todos nosotros, los que quiza hubieramos sido tu familia, el agujero de gusano donde haz estado metido es tu propia mente...-
El director comenzó a llorar escuchando los gritos desesperados de Rudolph. -¡mientes, mientes!, todo lo que dices es mentira, yo no mate a mi hija ni a mi esposa, yo fui lanzado por la NASA hace 20 años, busquen en los archivos la misión Napoleon, busquen los nombres de mis compañeros que perdieron la vida por su culpa-.
El director vio al monitor, los dos compañeros que había perdido la vida adentro de la nave de Rudolph se trataba de su esposa y de su hija asesinados por el mismo, pero no le quiso decir nada al astronauta.
El director se limpio de nuevo las lagrimas y le dijo con palabras de aliento al ahora espíritu de Rudolph -cuando salga de la agencia pondré un ramo de hermosas flores en la tumba de tu hija y de tu esposa Rudolph y te visitare en el manicomio-.
-¡no, yo no estoy loco, ustedes son los locos! ¿como mandan a una persona a semejante misión?- Rudolph entonces tomo el revolver que estaba tirado en el piso de la nave y lo coloco en su boca, la imagen de los monitores comenzó a borrarse poco a poco hasta que las pantallas se apagaron, el monitor que seguia el rastro de la frecuencia de Rudolph tambien desaparecio en el mapa de la proxima centauri y luego el monitor se apago. Pero aun se podía oír la voz de Rudolph en los radios de los miembros de aquella junta que se había convertido en todo un drama, entre lagrimas y nudos en la garganta los asistentes trataban de asimilar lo que pasaba  en aquel edificio.
-yo no estoy loco, ustedes son los que están locos, malditos, de seguro no tienen el dinero suficiente para sacarme de aqui, malditos humanos, los odio,  ¿como me pueden decir semejante tonteria? ¡yo no estoy loco! ¡yo nunca mate a mi esposa y a mi hija! estare mejor con dios... maldita misión, maldito agujero de gusano, les deseo lo peor...-
Entonces se escucho como el arma de Rudolph se acciono...y jamás volvieron a sonar los radios, ni se volvió a parecer alguna imagen de Rudolph en los monitores de la NASA.
La secretaria que se habia encargado de encontrar a Rudolph llego a aquella sala de juntas, junto con otra doctora que tenia una carpeta llena de papeles...
-señor, encontramos al paciente, el aun esta en la cama-
El director junto con todos los que presenciaron aquella situación  se dirigieron al manicomio donde estaba Rudolph, cuando llegaron, lo encontraron sin vida... con una perforación en la cabeza... como si le hubieran disparado con un revolver...
El director de la NASA cumplió lo que prometió, le llevo un gran arreglo de flores a la hija y a la esposa de Rudolph las que el mismo asesino hace 20 años, cuando el viaje espacial de Rudolph comenzo. El director se despidió de las almas de las dos mujeres y se dirigió entonces a la tumba de Rudolph la cual estaba alado de ellas dos...
-vaya forma en la que te despediste de todos nosotros Rudolph... nunca sabre como es que hiciste todo eso...pero créeme que no volveré a creer en nada...ya que todo es posible...y tu me lo enseñaste...lamento tanto tu triste vida... tal vez tendriamos que dejar de buscar cosas haya afuera, en el espacio y debemos comenzar a buscar cosas aqui adentro- dijo golpeandose la cabeza con el dedo indice.
Unas lagrimas rodaron por la mejilla del directo...luego se marcho...

Por: J.A.A. Ramirez